Acurrucado en el mismo corazón de Francia, el circuito Magny Cours fue construido específicamente por el gobierno francés para ser el centro de excelencia automovilística del país que inventó los Grandes Premios. La carrera francesa ha tenido distintas sedes en su larga historia, entre ellas Reims, Le Mans, y Paul Ricard, en la Riviera francesa, pero en 1991 se trasladó a la rural Magny Cours y allí ha permanecido desde entonces. Es un circuito complejo con una superficie perfectamente lisa que facilita los adelantamientos, muy especialmente en la curva Adelaide. La lluvia ha desempeñado un papel importante en muchas carreras, y si cae fuerte durante las carreras de clasificación puede crear un parrilla muy interesante. Las instalaciones son de las mejores de todo el calendario europeo de Fórmula 1, y la pista está muy bien considerada entre muchos pilotos.
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