Jump to content

Historias Perdidas


Me Registro El Lunes

Publicaciones recomendadas

Exhausto, herido y hambriento. Así es como me encontraba. La batalla fue larga y desmesuradamente difícil, cuanto odio esa sensación, ese fragor de la batalla, con los gritos de los tuyos rodeándote, mientras con desespero intentas abrirte paso entre los caídos. Evitando mirar sus caras para no reconocer ninguna de ellas. A mi espalda un amplio estandarte, fiel símbolo de mi fe. Al frente, obcecación por eliminar a los enemigos. Los silbidos que se escuchan por encima de la cabeza, me indican que los arqueros están haciendo un buen trabajo. Hundo la espada en la garganta de un atacante, su sangre en mi rostro me reconforta. Es una lucha justa. En ningún momento nos someteremos ante ellos. Su estudiado intento de conquista, la opresión ante los aldeanos, los brutales asesinatos de mujeres y niños... Esquivo un mayal girando sobre mi mismo y con un pie al frente, para poder golpear a dos manos, cae desangrado... No podemos resistir eternamente, nos superan en número, pero no en motivos para luchar. Golpe cruzado. Ellos buscan tierras que oprimir, Poder. Nosotros Libertad. La mayoría de los míos han caído, rezo por sus almas mientras asesto un nuevo golpe en vertical, rodilla en el suelo. Levanto mi espada al aire en el momento justo de ser golpeado por la espalda, agarro con fuerza la empuñadura y me levanto dispuesto a asestar el golpe final... No lo hago, ante mi un cuerpo menudo, magullado y delgado. El chico no debe de tener más de 16 años. Le golpeo con la empuñadura, tan sólo dejarlo inconsciente. Me doy la vuelta y continuo cargando al frente. No nos rendiremos ante nada ni nadie.

La agonizante idea de esclavitud me hace estremecer. Antes la muerte. Cargo a izquierda y derecha derribando a dos hombres fornidos, un tercero salta sobre ellos golpeándome en el hombro, noto el calor de mi sangre deslizándose por mi cansado brazo. Con un golpe seco de rodilla en su estómago cae , le rebano con mi hoja. Antes de tocar suelo ya está muerto. La imagen de mi honorable rey muerto empalado, no me la puedo quitar de la cabeza, era mi padre. Y como sucesor suyo, he de reclamar lo que pertenece a mi pueblo. Otros dos se abalanzan sobre mí pero con un certero golpe, cerceno sus gargantas, no volverán a respirar nunca más. Recuperaré la tierra de ensueño que hasta hace bien poco llamábamos hogar. Las tropas enemigas cada vez más mermadas, van facilitando en mayor medida el paso de los míos. Es el momento, con una hábil estocada atravieso el cuerpo de un atacante, lo uso como escudo girando sobre él, para golpear a un segundo que blandía una espada bastarda de dos manos. Caen los dos, y con un ágil movimiento, alzo mi estandarte en señal de victoria. Consigo motivar un poco más a los míos. El hecho de ver a su rey, luchando junto a ellos, me ha consagrado como el Rey Libertador. Poco a poco, ganamos terreno. Los golpes de estocadas y el grito de los que caen, es cada vez más tenue. Hemos vencido. Al menos esta vez. Veo correr a unos cuantos, pero no los persigo. El cansancio, y mi herido brazo, me hacen caer. Caigo de rodillas, incrusto en el suelo mi roja espada. Respiro hondo. Tomo aliento y grito. Grito como nunca antes lo había hecho. Grito el nombre de mi Padre con lágrimas en los ojos y una sonrisa en mi rostro.

 

Berengarion. Historias perdidas.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web


Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

  • Explorando recientemente   0 miembros

    • No hay usuarios registrados viendo esta página.