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Pintar LLantas TT 17"


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Me encuentro en un dilema. Después de estar a punto de pedir las nuevas RS4 en 18" (réplicas) caigo en que lo que más me gusta de mi coche (vease quattro upsolute215) es su nervio y la sensación "bestial" del turbo.

Cualquier cosa que disminuya esa sensación sé que me va a decepcionar y me arrepentiré.

Por eso pasar a 18" me acojona, aunque estéticamente me encantan, y cero que esguiré con mis 17" de seis palos.

Pero acabo de ver un audi con las llantas bien pintadas en negro (como pudiera ser un Lotus Elise) y me he enamorado.

Ahora mis preguntas:

1-Cuanto me puede costar??

2-Cómo quedarán??

3-En negro se verán aun más pequeñas??

4-Quien mato a JFK??

Gracias

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Me encuentro en un dilema. Después de estar a punto de pedir las nuevas RS4 en 18" (réplicas) caigo en que lo que más me gusta de mi coche (vease quattro upsolute215) es su nervio y la sensación "bestial" del turbo.

Cualquier cosa que disminuya esa sensación sé que me va a decepcionar y me arrepentiré.

Por eso pasar a 18" me acojona, aunque estéticamente me encantan, y cero que esguiré con mis 17" de seis palos.

Pero acabo de ver un audi con las llantas bien pintadas en negro (como pudiera ser un Lotus Elise) y me he enamorado.

Ahora mis preguntas:

1-Cuanto me puede costar??

2-Cómo quedarán??

3-En negro se verán aun más pequeñas??

4-Quien mato a JFK??

Gracias

 

 

 

En cuanto a cuanto puede costar no tengo ni idea, lo que si te puedo decir es que dependiendo de tu coche creo que las llantas en negro pueden quedar bien, has visto las RS4 del pack titanio, son en un plata muy oscuro, a mi me parece que quedan wapísimas.

 

 

En cuanto a lo de cambiar de medida, yo acabo de cambiar ahora y la pérdida de nervio sólo se nota al principio de acelerar pero si tienes ese día eufórico y le pisas no se resiente, donde si lo noto es en el consumo, debe estar casi 1 litro por encima, pero la verdad es que ese consumo más alto se compensa con la estética de las llantas en 18"

 

 

En cuanto a lo de JFK hay muchas teorías..

 

 

 

Al igual que hay estudiosos que defienden la implicación de Castro en el asesinato los hay que defienden la posición contraria. Según algunos, el sector duro del exilio cubano se vengó en el presidente por su feo papel en el fiasco de Bahía Cochinos. Los anticastristas sin embargo, salvando la chapuza de la invasión, tenían mucho que agradecer a Washington. Los había cobijado, los protegía y amparaba, hasta incluso legisló a favor de esa nacionalidad otorgando a sus poseedores el refugio automático según pisasen suelo americano.

 

Otra de las teorías que más fortuna y predicamento han cosechado es la de la Mafia. El padre de JFK, Joseph Kennedy, había mantenido en el pasado envidiables relaciones con el crimen organizado. ¿Quizá el hijo decidió independizarse de esa hipoteca familiar conforme acarició el terciopelo del poder? No lo sabemos; de lo que sí tenemos constancia es que Robert Kennedy, como fiscal general del Estado, persiguió a ciertas organizaciones criminales que al amparo de los sindicatos, el juego y la droga menudeaban por los Estados Unidos. A la tesis de la mafia le ayuda el hecho de que Oswald fuese asesinado por un gangster de medio pelo apenas dos días después de su captura. Seguir la pista a la mafia es, ayer y hoy, trabajo de chinos, por lo que todo lo que puede interpretarse es el posible móvil que hizo a los mafiosos deshacerse de la figura del presidente. Si tal y como apunta una parte de la parroquia conspiracionista fue la mafia la responsable del magnicidio sólo nos queda averiguar qué demonios perseguía con semejante acto. Esto nos vincula de nuevo a la trama del exilio cubano. Según los amigos de esta teoría la llegada al poder de Castro supuso el fin de los casinos de La Habana, ciudad que, con más leyenda que otra cosa, nos la pintan como el paraíso de la mafia, la corrupción y el desgobierno. Los capos se sintieron, pues, tanto o más traicionados que los milicianos cubanos e hicieron pagar la felonía a Kennedy con sangre. De cualquier modo, y mirándolo con el escepticismo debido a un acontecimiento histórico, la tesis mafiosa no soluciona nada porque a fin de cuentas nada consiguieron sus presuntos mentores. ¿O es que acaso Johnson invadió de nuevo la isla? ¿O es que el crimen organizado dejó de ser perseguido tras la muerte de Kennedy? La mafia busca resultados prácticos y en esta ocasión no los hubo.

 

Del inventario casi infinito de teorías sobre la muerte de Kennedy algunas no dejan de tener su gracia. Se encuentra de todo en este supermercado alimentado por el mito de Dallas. Hay defensores de la llamada “Teoría del Fuego Amigo”, en virtud de la cual la bala mortal provino no del rifle de Oswald sino del revolver de uno de sus escoltas, que se disparó accidentalmente cuando éste iba a socorrer al presidente. Los hay de la conocida como “Teoría de los Oswald Múltiples”, que apunta a una nunca demostrada venta de la identidad por parte de Lee Harvey Oswald. Se han llegado a contar hasta 60 Oswald distintos. Otra de las teorías que hacen las delicias de los conspiracionistas más bizarros es la “Teoría del Chofer Asesino” emanada del visionado fotograma a fotograma de la película que Zapruder tomó en el lugar de los hechos. Según ella, fue el chofer del presidente el que disparó contra Kennedy, redujo la velocidad de la limusina y salió pitando al hospital. De creérnosla habríamos de levantar el dedo acusador contra Jacqueline Kennedy por cómplice. La última y quizá la más sorprendente es la del suicidio. A algún cerebro privilegiado de esos que abundan por América se le ha ocurrido que realmente JFK quería morir porque padecía una enfermedad crónica, el mal de Addison. Planificó su muerte de manera que pudiese verlo todo el mundo, en un lugar despejado, un día de sol y a bordo de un coche descubierto. Como un emperador romano inmolándose en el Coliseo. Puro delirio.

 

Saber quién y por qué mataron a Kennedy es quizá una de las grandes preguntas sin respuesta con las que se ha despedido el siglo XX. Posiblemente nunca lo sabremos y si así fuese, tal información no nos resolvería problema alguno. La muerte de Kennedy a lo más que puede llevarnos es a pasar un buen rato haciendo gimnasia mental y poniendo en duda todo lo que otros ya han dado por bueno.

 

 

:drooling:

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En cuanto a lo de JFK hay muchas teorías..

 

 

 

Al igual que hay estudiosos que defienden la implicación de Castro en el asesinato los hay que defienden la posición contraria. Según algunos, el sector duro del exilio cubano se vengó en el presidente por su feo papel en el fiasco de Bahía Cochinos. Los anticastristas sin embargo, salvando la chapuza de la invasión, tenían mucho que agradecer a Washington. Los había cobijado, los protegía y amparaba, hasta incluso legisló a favor de esa nacionalidad otorgando a sus poseedores el refugio automático según pisasen suelo americano.

 

Otra de las teorías que más fortuna y predicamento han cosechado es la de la Mafia. El padre de JFK, Joseph Kennedy, había mantenido en el pasado envidiables relaciones con el crimen organizado. ¿Quizá el hijo decidió independizarse de esa hipoteca familiar conforme acarició el terciopelo del poder? No lo sabemos; de lo que sí tenemos constancia es que Robert Kennedy, como fiscal general del Estado, persiguió a ciertas organizaciones criminales que al amparo de los sindicatos, el juego y la droga menudeaban por los Estados Unidos. A la tesis de la mafia le ayuda el hecho de que Oswald fuese asesinado por un gangster de medio pelo apenas dos días después de su captura. Seguir la pista a la mafia es, ayer y hoy, trabajo de chinos, por lo que todo lo que puede interpretarse es el posible móvil que hizo a los mafiosos deshacerse de la figura del presidente. Si tal y como apunta una parte de la parroquia conspiracionista fue la mafia la responsable del magnicidio sólo nos queda averiguar qué demonios perseguía con semejante acto. Esto nos vincula de nuevo a la trama del exilio cubano. Según los amigos de esta teoría la llegada al poder de Castro supuso el fin de los casinos de La Habana, ciudad que, con más leyenda que otra cosa, nos la pintan como el paraíso de la mafia, la corrupción y el desgobierno. Los capos se sintieron, pues, tanto o más traicionados que los milicianos cubanos e hicieron pagar la felonía a Kennedy con sangre. De cualquier modo, y mirándolo con el escepticismo debido a un acontecimiento histórico, la tesis mafiosa no soluciona nada porque a fin de cuentas nada consiguieron sus presuntos mentores. ¿O es que acaso Johnson invadió de nuevo la isla? ¿O es que el crimen organizado dejó de ser perseguido tras la muerte de Kennedy? La mafia busca resultados prácticos y en esta ocasión no los hubo.

 

Del inventario casi infinito de teorías sobre la muerte de Kennedy algunas no dejan de tener su gracia. Se encuentra de todo en este supermercado alimentado por el mito de Dallas. Hay defensores de la llamada “Teoría del Fuego Amigo”, en virtud de la cual la bala mortal provino no del rifle de Oswald sino del revolver de uno de sus escoltas, que se disparó accidentalmente cuando éste iba a socorrer al presidente. Los hay de la conocida como “Teoría de los Oswald Múltiples”, que apunta a una nunca demostrada venta de la identidad por parte de Lee Harvey Oswald. Se han llegado a contar hasta 60 Oswald distintos. Otra de las teorías que hacen las delicias de los conspiracionistas más bizarros es la “Teoría del Chofer Asesino” emanada del visionado fotograma a fotograma de la película que Zapruder tomó en el lugar de los hechos. Según ella, fue el chofer del presidente el que disparó contra Kennedy, redujo la velocidad de la limusina y salió pitando al hospital. De creérnosla habríamos de levantar el dedo acusador contra Jacqueline Kennedy por cómplice. La última y quizá la más sorprendente es la del suicidio. A algún cerebro privilegiado de esos que abundan por América se le ha ocurrido que realmente JFK quería morir porque padecía una enfermedad crónica, el mal de Addison. Planificó su muerte de manera que pudiese verlo todo el mundo, en un lugar despejado, un día de sol y a bordo de un coche descubierto. Como un emperador romano inmolándose en el Coliseo. Puro delirio.

 

Saber quién y por qué mataron a Kennedy es quizá una de las grandes preguntas sin respuesta con las que se ha despedido el siglo XX. Posiblemente nunca lo sabremos y si así fuese, tal información no nos resolvería problema alguno. La muerte de Kennedy a lo más que puede llevarnos es a pasar un buen rato haciendo gimnasia mental y poniendo en duda todo lo que otros ya han dado por bueno.

 

 

:lol2:

:lol2::lol2:

HAy mucho loco por aquí suelto...

Ya me dirás quién es tu camello...

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Voy a abrir un tema sobre la muerte de JFK a ver si alguien me habla de como pintar unas llantas... ;):lol2:

 

:conf: :clap1:

 

Seguro que si abres ese post nadie hablará de la muerte de JFK

 

 

En cuanto a lo de las llantas sigo sin tener ni idea..

 

En el nuevo Estilo han sacado un modelo de llanta bicolor con unos brazo en plata y otros en un plata muy oscuro sin llegar a ser negro que están bastante chulas aunque sean en 17".

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