Me ha gustado, y ademas me ha hecho gracia que el tipo este en Toulouse :clap1:
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Me voy a Madrid, y encantado
La Gran Vía madrileña (Foto: Alberto Cuellar)
GUSTAVO RODRÍGUEZ ZARCO (Toulouse)
29 de mayo.- Por motivos de trabajo dejaré en breve Francia. Un país del que aún no me había hartado tras tres años y medio y del que me quedaba no poco por conocer. Se me quedarán atrás su incomparable bollería y repostería, su interminable variedad de quesos y vinos, su confirmado chovinismo...
La indescriptible magia de su capital, la más bella del mundo, la frescura y el sabor de Bretaña, con el incomparable puesta de sol a los pies del Mont St Michel, el embrujo de Carcassonne por la noche, los paseos diarios por el centro de Toulouse y nocturnos por el viejo puerto de Marsella, la belleza de la Costa Azul; los ojos, los labios, los culos y la arrogancia de sus mujeres, su gigantesca burocracia donde nadie se muere de estrés, su insoportable presión fiscal, su manía de llevar calcetines blancos con zapatos negros, su whisky malo y caro y el constante espíritu de protesta de una sociedad inconformista y luchadora que, posiblemente, no sabe lo que quiere.
Pero Me voy a Madrid. La capital del imperio. La ciudad del chotis y el cocido, a contagiarme de su incomparable dinamismo y su personalidad. A recordar las glorias pasadas frente al Palacio Real y el Escorial, a reflexionar frente al Valle de los Caídos, a lamentar frente a la Puerta de Alcalá no ser lo suficientemente viejo para haber vivido la plenitud de la Movida, a imaginarme el futuro skyline de acero y cristal que aspira a abrirse hueco entre las capitales financieras del mundo...
Llegaré también a resucitar el sueño olímpico, a disfrutar la mejor oferta museística del mundo, a perderme entre sus innumerables parques y jardines y disfrutar del bosque de la Casa de Campo sin salir de la ciudad, a manifestarme contra Zapatero, a insultar a Gallardón en medio del atasco, a recuperar los éxitos pasados en las tardes soleadas del Bernabéu antes de santiguarme frente a la Cibeles, a hincharme a tapas en La Latina, a reproducir su lenguaje chulesco y hasta vulgar, a sentirme más español que nunca en un momento en que parece que hay que pedir perdón por ello y a perderme por el Madrid de los Austrias antes de refrescarme con cerveza de calidad en la ciudad con más bares del mundo.
Y tendré alquilares caros e inseguridad y muchos embotellamientos, pero tal vez sea de los pocos en este foro que aún considera que Madrid puede darte mucho más de lo que te quita. Hasta pronto.