Claro que es posible. Se puede llorar por tantas cosas... Reconozcámoslo, ¿quién no ha soltado alguna vez la lagrimita al final de esa película dulzona en la que un simpático perrillo o el agudo delfín logran capturar a un malvado grupo de malhechores, a sabiendas de que todo es una ficción? ¿alguna vez han experimentado la sensación de tener un nudo en la garganta viendo un documental? (se lo recomiendo). ¿Qué no llorarán, amigos míos, los expectantes "técnicos de ventas" de televisores de plasma y receptores TDT? Lógicamente se puede llorar porque el sentimiento de vínculo que tenemos con nuestros representantes deportivos se renueva cada vez más y más en los medios de comunicación. Si las cosas le van bien al equipo, se venden más periódicos, más televisiones, más suscripciones, etc. Pero no olvidemos que se trata de un acontecimiento deportivo, al fin y al cabo. Para bien o para mal, hay otras muchas razones para llorar.
Y otras tantas para sonreir, a pesar de que duela.
Foto: www.marca.es
Genial la foto