Como ve, Sr. Navarro, sus legiones de radares nada han podido hacer para detener la sangría en las carreteras durante un fin de semana lluvioso. No, no seré yo quien le rebata que la disminución de velocidad conlleva una disminución del número de accidentes. Pero le advierto que ese es un terreno fangoso: a 50 se mataría menos gente que a 120 y, si los coches estuvieran prohibidos, no moriría nadie; pero eso no lo va a hacer, ¿verdad, Sr. Navarro?
No se agobie, hombre. Ya que usted es un conductor ocasional, tal como lei en una de sus recientes entrevistas, alguien que lleva ya unos cuantos km por estas carreteras de Dios le va a hacer alguna sugerencia:
- Está probado que las distracciones son la causa de la mayoría de los accidentes de tráfico; sin embargo, no recuerdo una sola campaña de sensibilización al respecto. ¿Qué tal empezar por ahí? Le aseguro que mucha gente, al igual que usted, desconoce las consecuencias de enredar con la radio o girarse un segundo para atender a los niños.
- Estoy hasta las narices de circular durante el día con el cielo negro como el corazón del diablo y encontrarme conductores (¡la mayoría!) con las luces apagadas. Eso sí, si caen cuatro gotas lo primero que hacen es encender las antinieblas. ¿Qué tal si da instrucciones a la Guardia Civil para que esto se persiga? Le advierto que también me vale que las luces de cruce se conviertan en obligatorias durante el día: así ya no habrá valoraciones subjetivas que valgan.
- Un ESP vale 400 €. Como me llevaría mucho tiempo explicarle para qué sirve y cómo funciona, consúltelo en Internet, pero le aseguro que un coche sin ESP hoy en día es como uno sin cinturones hace diez. ¡Hágalo obligatorio para todos los coches nuevos, c***!
Hasta aquí tres medidas sencillas que seguramente ahorrarían más vidas que todos sus radares juntos. Hay otras tres más costosas, pero créame si le digo que con ellas reduciría los accidentes hasta cifras marginales:
- Nadie demuestra que sabe conducir dando una vuelta por una pequeña ciudad y aparcando en batería un par de veces. Tómese la formación de los conductores como algo serio, que lo es, y obligue a los aspirantes a que demuestren que saben conducir lloviendo a mares, de noche, o en la M40 con tráfico intenso. Y recuerde: no todo el mundo vale para conducir.
- Las inversiones en conservación lucen menos que las que se hacen en tramos nuevos donde hay una cinta que cortar, pero son absolutamente necesarias para evitar muertos. Las plataformas que no evacúan correctamente el agua de lluvia o los hundimientos que se producen en las entradas y salidas de los viaductos, por poner algún ejemplo, son mucho más peligrosas que un conductor a 260 por la Autovía León - Burgos. Ya sé que eso cuesta dinero, mientras que los radares tienen el efecto contrario, lo aportan. Pero el estado de algunas carreteras es deplorable.
- Y aunque ya esté un poco manoseado el tema, elimine todos los puntos negros que pueda: rectificar una curva o hacer un paso inferior son actuaciones poco costosas que pueden ahorrar una vida por año, o tal vez más. Piense que con lo que cuesta un tramo nuevo de autovía se podrían eliminar 100 cruces a nivel de una carretera nacional.
En fin, Sr. Navarro, no se aglija: usted no tiene culpa alguna de ser un ignorante del mundo de la carretera. Pero recuerde que hay gente que ese mundo lo conoce bien... porque vive en él.