Hola, te voy a dar mi opinión para tratar de ayudarte, ya que en muchas ocasiones las marcas las publicitan argumentando en exceso sus ventajas e ignorando sus desventajas.
Primero aclarar que los neumáticos de invierno se tratan realmente de neumáticos para nieve, más concretamente para conducir sobre pavimento con nieve moderada más o menos pisada sin necesidad de utilizar cadenas o fundas.
Podrás apreciar visualmente que la principal características diferenciadora son las estrías en forma zigzagueante (laminillas). Estas estrías sirven para "morder" la nieve, y cuando no la hay para "morder" el asfalto, pero sólo son efectivos a temperaturas frías, por lo general debajo de los 10º C, aunque esto depende de cada marca. Las temperaturas por encima de esas los destrozan y los hacen peligrosos, aumentando la distancia de frenado. Los compuestos son más blandos y más elásticos, por lo que sufren mayor desgaste que unos convencionales. Con pavimento mojado frenan y traccionan mucho mejor que unos convencionales, siendo un plus de seguridad en mojado, con lluvia intensa no siempre es así. En estos casos es muchísimo mejor un neumático para lluvia intensa, que evacua mayor cantidad de agua, que uno de invierno.
El consumo de combustible es mayor y no están concebidos para altas velocidades, aunque te digan lo contrario no es cierto.
Sinceramente, viviendo en España, y en ciudad aunque sea la zona norte, mi opinión es que no merecen la pena. Otra cosa es que vivas en un pueblo de montaña, como en Pirineos o Andorra, donde casi todo el mundo los tiene, y solo los montan en temporada de invierno, empezando con las primeras nieves en noviembre y quitándolos al final de temporada, por abril. Hay comerciales que aseguran que sobre hielo funcionan muy bien, no es cierto, si bien lo harán algo mejor que unos convencionales. Como ejemplo te voy a contar una anécdota que me pasó hará un par de años en un pueblo del Valle de Arán (pirineo leridano en temporada de esquí). Es un parking de tierra prácticamente llano, con muy pocos grados de desnivel, y superficie completamente helada (pero hielo de verdad) estaban aparcados un BMW de la serie 5 y un Seat Altea. El BMW calzaba neumáticos de invierno. El Altea (que era el mío) neumáticos convencionales. Pues bien, siendo más o menos las doce de la noche saliendo de cenar vamos al parking para coger el coche y regresar al hotel. El conductor del BMW hace lo mismo pero no puede salir, las ruedas le patinan, no tracciona (es cierto que también le penaliza la tracción trasera). Me ofrezco a ayudarle empujándole con mis manos desde atrás y logra salir. El conductor del BMW me da las gracias y me dice extrañado que no entiende por qué no podía salir teniendo neumáticos de invierno. Yo le contesto sí, pero aquí no hay nieve, hay hielo, y ningún neumático tracciona sobre hielo por mucho de invierno que sea. Seguidamente monto en mi Altea con neumáticos convencionales y salgo del parking helado sin ningún problema. Con esto te digo todo. Hay mucho mito y publicidad engañosa de este tipo de neumáticos en España, y se debe a que es un mercado muy reducido, y por tanto las marcas necesitan aumentar sus ventas. No hagas ni caso.
Te cuento otra anécdota. Yo también tengo un todoterreno Mitsubishi Montero y solía hacer salidas por la sierra. Hace unos años salimos a la zona del Alto del León, entre Madrid y Avila, había nevado y el paisaje una maravilla, puro invierno. De regreso nos juntamos varios todoterrenos volviendo de Peguerinos, en pura sierra, tomamos un camino asfaltado cubierto completamente por una placa de hielo, pero hielo de verdad como el de los cubitos de los cubatas, que transcurría durante varios metros. Lo preocupante era que el camino discurría cuesta abajo con pendiente bastante pronunciada (no se cuántos grados pero muchos) y encima en zigzag, así que lógicamente los conductores nos apeamos para inspeccionar el camino. Fíjate si había hielo que tras caminar unos 3 o 4 metros pego un resbalón y me pego un trompazo en los riñones de aúpa. Tras lanzar unos cuantos improperios y maldiciones regresamos a los vehículos y decidimos por seguridad cubrir con algo de tierra las zonas con más hielo, para conseguir mayor tracción. Nos ponemos en marcha y un Tuareg con neumáticos de invierno se sale del camino y cae por un terraplén de unos 20 metros. La caída fue detenida por los árboles. Los ocupantes afortunadamente ilesos, pero el Tuareg daños valorados en miles de euros. Yo en mi Montero con neumáticos convencionales bajo sin problema alguno el camino. El secreto, la reductora. Yo no sé qué hizo el conductor del Tuareg, pero no iba rápido, lo mismo no activó el control de descensos, lo mismo tocó el freno. La cuestión es que él llevaba neumáticos de invierno y yo no, yo llevaba reductora y él no lo sé.
En resumen la cuestión es que sobre hielo ni neumáticos de invierno ni gaitas. Para superficies deslizantes lo mejor tracción total, y mecánica mejor que electrónica, y activa mejor que pasiva.
Mi consejo es que si te vas a mover prácticamente a diario por vías donde suele nevar habitualmente pues sí te vendrán bien, pero si solo te van a caer tres o cuatro nevaditas al año como mucho, nieve que dura uno o dos días a lo sumo y casi siempre en ciudad, aunque sea León, pues no, por mucho que llueva el resto del tiempo. Habitualmente en España pasa que en invierno que tienes un día frío y húmedo, por ejemplo 8º C, los tienes montados y te irán bien. Al día siguiente la temperatura sube a 15º C, y ambiente más seco, no te irán mal pero no te aportará ninguna ventaja y el rendimiento no será óptimo y empezarán a degradarse. Y así todo el invierno.
De todas formas, si tienes el gusanillo de probarlos móntalos, pero asegúrate de utilizarlos con frío de verdad, porque si no te los cargarás, y no te fíes porque sean de invierno, sobre hielo nada de nada, vas a patinar igual.
Un saludo y suerte.