Audi no utiliza en el R8 un sistema de tracción total permanente como el que tienen sus modelos de motor longitudinal delantero. En lugar de una tracción total con diferencial central, ha optado por una de fricción mediante un elemento viscoso; equivale a un sistema de tracción trasera con un eje delantero acoplable automáticamente, sin un control electrónico de ese acople.
Según las condiciones de conducción, las ruedas delanteras pueden hacer entre un 10 y un 35 por ciento de la fuerza que impulse al coche. El resto, propulsión.