Este comentario tuyo me ha traído a la memoria un incidente que presencie hace años. En un semáforo parado en segunda línea, los conductores de los dos coches que estaban delante de mi discutían desde el interior de sus coches a través de las ventanillas (hasta aquí todo normal, o por lo menos los que vivimos en la jungla de Madrid). En esto que se acaloran y se bajan de los coches, uno de ellos el más decidido (y el más gallito) se va haciendo aspavientos hacía el otro conductor, este otro conductor muy paciente, cuando llegó el “gallito” a su altura, se escupió en su propia mano y le restregó la mano por la cara al otro, muy tranquilo se monto en su coche y se fue. Cuando el gallito quiso reaccionar el otro ya se había largado y allí estaba el parado en mitad de la calle y todos los coches pasando a su alrededor.